La utopía de vivir sin capitalismo y sin propiedad privada

Una forma alternativa de vida. Sus mayores enemigos: la propiedad privada y el sistema económico. Para los miembros del colectivo okupa, como los del Colegio Lestonnac, el actual sistema no es el adecuado y luchan para cambiarlo. En general se trata de un grupo que tiene un halo negro a su alrededor fruto de la ignorancia más absoluta.

Zaragoza.- Vivir sin capitalismo y sin propiedad privada para el colectivo okupa no tiene por qué ser una utopía, sólo una forma alternativa de vida. Para los okupas, el actual modelo económico no funciona y lo único que hace es crear clases sociales que cada vez están más distanciadas por cuestiones económicas. En general se trata de un grupo que tiene un halo negro a su alrededor, una mala imagen los persigue, una mala imagen fruto de la ignorancia más absoluta. Esta situación la conocen bien los okupas del Colegio Lestonnac, que desde hace unos cinco meses han ocupado este centro situado en Torrero.

Poca gente comprende sus intereses y sus objetivos. Además ni siquiera se puede hablar de ellos como un colectivo cohesionado, ya que se trata de un movimiento social muy heterogéneo. Se suelen organizar en centros sociales, que son semejantes a casas de juventud. Realizan actividades para los vecinos de los barrios y se asientan únicamente en edificios abandonados durante años, por lo a veces tienen el apoyo de los vecinos, aunque cada centro social ocupado funciona de una manera diferente porque se autogestionan y es independiente al resto de centros.

Digan lo que digan sus detractores, sí tienen principios. Creen en una forma diferente de hacer las cosas, pero ¿esta forma es posible o pretenden crear una sociedad utópica? Creen en una sociedad realmente libre, donde todos seamos iguales… donde nadie esté por encima de nadie, sino todos a la misma altura. No se conforman con la sociedad en la que les ha tocado vivir y luchan activamente para cambiarla. Que no les engañen, nunca intentarán ocupar sus casas cuando se vayan de vacaciones, eso no es el movimiento okupa.

Actualmente este colectivo no tiene mucho arraigo en Zaragoza, pero la okupación hace cinco meses del Colegio Lestonnac en la calle Cuarte del barrio de Torrero hace resurgir la polémica. Este centro lleva más de cuatro años vacío y los okupas, bajo el nombre Centro Social Okupado La Vieja Escuela, lo han convertido en un centro social donde organizan talleres, conciertos y actividades a las que asisten los vecinos del barrio.

Agentes de la Policía Nacional intentaron la semana pasada desalojar el edificio. Los jóvenes okupas se negaron a abandonar el centro, manteniendo siempre una actitud pacífica. Al final, el desalojo no se produjo, pero este colectivo teme que los agentes regresen y esta vez sí que se produzca. Estos okupas y los vecinos han denunciado la actitud violenta de los agentes en este intento. Afirman que siete miembros de este colectivo tuvieron que acudir a un centro hospitalario. Por ello, los supuestamente agredidos han tomado las medidas legales pertinentes y han presentando una denuncia.

La Policía intentó desalojar el edificio

El presidente de la Asociación de Vecinos de Torrero, Javier Grassa, que estaba en el intento de desalojo, ha denunciado la brutalidad policial: “Si no llega a ser porque los vecinos intentamos calmar a los agentes, los jóvenes de este centro social okupado aún habrían recibido más golpes”. En muestra de repulsa por estos hechos, tanto por la supuesta agresión como por el intento de desalojo, convocaron una manifestación en la que miembros de este colectivo y vecinos del barrio se dieron cita para apoyar esta okupación.

Respuesta del barrio

La opinión mayoritaria del barrio es favorable a este grupo de jóvenes. Se trata de un lugar de Torrero que está un poco apartado y donde los vecinos más cercanos casi no oyen nada. “Esta zona llevaba vacía mucho tiempo, los jóvenes venían a hacer botellón e incluso derrapes con el coche. Pero ahora organizan actividades como clases de inglés, cine al aire libre, conciertos, comidas todos los domingos… aunque nunca he asistido a ninguna. Además, son jóvenes educados que nunca se meten con nadie.” cuenta Javier Galla, un hombre que vive en el edificio de enfrente del Colegio Lestonnac.

Pero muchos vecinos son mucho más críticos con la actuación de las instituciones. Es el caso de Isabel, quien ha indicado que “creo que cada vez que surgen iniciativas interesantes desde los poderes públicos se intentan acallar. Este barrio tiene muchas necesidades y ésta es una forma de poder hacerles frente”. Incluso añade que “hay muchos vecinos que aunque no son miembros de este colectivo quieren organizar actividades en este espacio, como clases de apoyo escolar… En este espacio tiene cabida todo y quieren destruirlo”.

El barrio de Torrero mostró su apoyo

Nunca llueve a gusto de todos. Decir que todo el barrio zaragozano de Torrero apoya a este movimiento social es simplemente mentira. Hay una parte que denuncia la impunidad con la que vive este colectivo. “Este espacio es privado y a no ser que lo paguen aquí no puede vivir nadie. Hacen muchísimo ruido y digan lo que digan sólo beben cerveza y ensucian la calle”, explica un vecino que se niega a dar su nombre por la posible presión a la que puede ser sometido. También denuncia que “si llamas a la Policía cuando hacen mucho ruido, no quieren venir porque dicen que hasta que no haya orden de desahucio no pueden hacer nada. Esto es una vergüenza, además los medios dicen que todos los vecinos los apoyamos y no es así”.

Javier Grassa asegura que "los apoyaremos porque lo único que hacen es crear cultura y liberar espacios. El Ayuntamiento debería plantearse la política cultural de juventud que está siguiendo, porque actuaciones como éstas de los jóvenes son una llamada de atención de que algo no se está haciendo bien”. Además, ha criticado que detrás de este desalojo haya intereses económicos.

Intereses económicos

¿Hay intereses económicos detrás de este intento de desalojo? Este antiguo colegio es propiedad de la Compañía de María, quien está negociando con la Comunidad Islámica de Zaragoza su venta. La Compañía de María solicitó a éste tres millones de euros por la compra del colegio, pero la Comunidad lo rechazó. Sin embargo, ambas partes continúan en contacto, aunque no hay nada cerrado. Esta Comunidad pretende realizar en este espacio un gran complejo cultural, religioso y educativo islámico.

El presidente de la Comunidad Islámica de Zaragoza, Fawaz Nahhas, advierte que “éste es un tema que a nosotros no nos concierne, aunque en caso de adquirir el edificio éste tendría que estar desocupado”. Pero a su vez, ha indicado que “aún hay muchos aspectos que tratar y que no hay nada cerrado”. Además considera que para servir como un complejo cultural, religioso y educativo el Ayuntamiento "debería cambiar el equipamiento del terreno", porque se trataba de un centro educativo y esto a ellos no les serviría para el espacio que allí pretenden crear.

Muchos de estos jóvenes proceden del centro desocupado Adoquín

Desde la Asociación de Vecinos de Torrero, Grassa defiende que este barrio tiene necesidades “más urgentes que un centro cultural islámico”. Estos terrenos no son de libre construcción sino que están destinados a cumplir un servicio público para el barrio. “Lo ideal sería que este terreno lo comprase el Ayuntamiento y se destinase para realizar un centro de día para los ancianos o una guardería para niños de 0-3 años, ya que son dos servicios de los que carece el barrio y son muy necesarios”, apunta.

No se rinden

Muchos de estos jóvenes, según afirman en su página web, proceden del centro desokupado Adoquín, situado en la calle Doctor Iranzo de Zaragoza. Este edificio pertenecía a la Diputación General de Aragón, y llevaba más de cuatro años abandonado. Así se muestra uno de sus lemas: "Un desalojo otra okupación". Saben perfectamente que aunque trabajen duro en la limpieza y adecuación de los edificios, para que éstos sean habitables estarán poco tiempo residiendo en ellos. Pero esto no es ningún impedimento. Este colectivo no se rinde. “Si nos echan de un edificio, ocuparemos otro”. Y de esta forma han ocupado el Colegio Lestonnac.

La mayoría de los okupas de Lestonnac son de Torrero, e incluso muchos de ellos asistieron a este colegio antes de que se decidiese cerrar sus puertas por lo que conocen muy bien las necesidades de barrio. Las actividades están abiertas para todo el mundo y son completamente gratuitas, excepto las comidas vegetarianas que celebran los domingos para las que los asistentes tienen que pagar unos tres euros.

Todos estos jóvenes que ocupan el Colegio Lestonnac comparten un miedo común: el miedo al desalojo. Saben que tarde o temprano llegará… No importa la labor social que realicen ni lo que se esfuercen en fomentar actividades útiles para el barrio… El desalojo llegará, siempre acaba llegando.