"Revitalizaré la comunidad cristiana turolense para que surjan más vocaciones"

La Santa Sede ha hecho público este martes el nombre del que será a partir de ahora el nuevo obispo de la Diócesis de Teruel y Albarracín, el sacerdote Carlos Manuel Escribano, actual vicario episcopal de Zaragoza. Esta Diócesis se encontraba vacante desde el traslado de José Manuel Lorca Planes a la de Cartagena en 2009.

Zaragoza.- La Diócesis de Teruel y Albarracín ya tiene obispo después de un año en sede vacante: Carlos Manuel Escribano Subías, un coruñés que desde hace quince años ejerce de sacerdote en Aragón. En su presencia en la Comunidad Autónoma, ha ejercido de párroco en la Basílica menor de Santa Engracia y en El Sagrado Corazón, patrono de la Fundación Universidad San Jorge, consiliario del “Movimiento Familiar Cristiano” y vicario episcopal del sector Centro de la Archidiócesis de Zaragoza.

Tímido, aunque cariñoso en los gestos. Don Carlos, como lo llaman sus parroquianos, se ha mostrado con muchas ganas de conocer a sus nuevos fieles. Todo apunta a que en septiembre llegará el momento.

Pregunta.- El Papa Benedicto XVI le ha nombrado como obispo de Teruel y Albarracín. ¿Satisfecho?
Respuesta.- Estoy muy contento porque es una muestra de confianza por parte de la Iglesia y del Santo Padre. También me siento muy ilusionado porque es un nuevo reto pastoral, personal y de fe. No obstante, debo decir que de manera indirecta porque no conozco muy bien Teruel, aunque he visitado esta provincia.

P.- ¿Qué es lo que se lleva de sus años como sacerdote en la capital aragonesa?
R.- Me llevo muchísimas cosas. Llevo quince años de cura y siempre he estado rodeado de mucha gente. Algo que considero muy importante es que he estado mucho tiempo realizando mi Ministerio en una parroquia, algo que me ha permitido crecer con muchas familias cristianas en el seguimiento a Jesucristo.

P.- Por el momento es párroco, también vicario episcopal e incluso consiliario. Aún así… ¿no tiene miedo de encabezar una Diócesis tan extensa?
R.- Uno siempre tiene miedo porque somos limitados, pero también uno confía en la Gracia. Además, me fío de los sacerdotes de la Diócesis de Teruel y Albarracín porque son gente heroica, ya que en muchas ocasiones trabajan en situaciones difíciles. ¡Y también de mis futuros fieles! Me han dicho que son gente buena y sencilla, así que tengo ganas de conocerlos.

P.- Aquí en la Basílica menor de Santa Engracia, donde usted es párroco, ya se venía rumoreando que iba a ser obispo….
R.- (Sonrisa). Yo creo que eso es inevitable porque como en cualquier ámbito siempre hay quinielas, pero al final es la Nunciatura Apostólica en nombre del Papa que te llama y te confirma que eres titular de una Diócesis. Hasta entonces, todo son rumores que van y vienen.

El actual párroco de Santa Engracia lleva quince años de sacerdote

P.- ¿No se pregunta usted qué tiene en comparación con el resto de sacerdotes?
R.- Yo creo que absolutamente nada porque todos tenemos el Ministerio sacerdotal. Tengo la convicción que a uno no le eligen por sus cualidades, aunque quizá indirectamente sí.

P.- ¿Qué pretende ofrecer a los fieles de su nueva Diócesis?
R.- Mi deber es darles a Jesucristo. Al final, el obispo representa la figura del apóstol en medio del Pueblo de Dios que se le confía. A partir de ahí, hay que tener en cuenta que la Iglesia tiene un mensaje de esperanza y alegría que transmitir al hombre de hoy. Uno de mis pilares va a ser la familia porque sé que es un gran agente de evangelización.

P.- Todo apunta que hasta septiembre no se trasladará allí. ¿Qué les diría a sus futuros fieles?
R.- Pues que tengo muchas ganas de estar allí para conocerlos y trabajar con ellos. Más bien, estoy ilusionado de poder servirles.

P.- Su antecesor, actual obispo de Cartagena, se ha alegrado de que sea una persona de “ondas raíces aragonesas” la que le sucede. ¿Cree que esto es algo importante?
R.- Yo creo que en parte sí. Aragón tiene su propia idiosincrasia, por lo que ayuda ser de aquí para realizar correctamente la labor que voy a desempeñar. Bueno, además conozco a algunos sacerdotes de allí a los que les he dado clase en el Seminario y también a algunos fieles con los que he tenido en alguna ocasión oportunidad de compartir sus vivencias.

P.- También ha afirmado que es una Diócesis de sacerdotes mayores. ¿Parece que es un mal endémico de todas las Diócesis?
R.- Es la realidad de la Iglesia. Los sacerdotes se van haciendo mayores y eso se afronta con oración confiada porque hay que pedir al Señor de la Mies que envíe trabajadores a su Mies. También se puede combatir mediante la revitalización de las comunidades cristianas para que surjan más vocaciones. No obstante, cuando me instale allí estudiaré la realidad para tomar las acciones necesarias.

P.- ¿Cree que ese mal también ha afectado a que se haya tardado un año en nombrar obispo en la Diócesis de Teruel y Albarracín? ¿No cree que es mucho tiempo para la ciudadanía?
R.- Los mecanismos internos de la Santa Sede los desconozco, pero yo creo que más que por un sacerdocio de gente mayor es por la prudencia y la coherencia. La Iglesia eleva sus consultas e intenta, dentro de lo posible, dar un perfil adecuado para dirigir a los fieles de una zona.

Carlos Manuel Escribano en su despacho en la Basílica menor de Santa Engracia

P.- La semana pasada los cinco obispos aragoneses suscribieron una pastoral en contra de la nueva ley del aborto. ¿Usted hubiese participado en la misma?
R.- Por supuesto. Creo que lo que hicieron los obispos es algo que se tenía que hacer porque es necesario recordar cuál es la Doctrina Social de la Iglesia. Los sacerdotes tenemos que tener claro que forma parte de nuestra acción el formar al Pueblo de Dios en los momentos que sea necesario.

P.- Aunque a su futura Diócesis no le afecta… ¿cree que Cataluña y, concretamente, el titular de la Iglesia leridana debería devolver los Bienes del Aragón Oriental?
R.- La situación es complicada, pero yo confío en que las cosas se hagan bien y que la sentencia de la Signatura Apostólica que señala que la propiedad de dichas obras de arte sacro es de Barbastro-Monzón sea ejecutada.

P.- Finalmente, hágame una fotografía de cómo está en estos momentos la Iglesia Católica en Aragón.
R.- Tengo la profunda convicción de que la comunidad católica aragonesa está viva y cuando algo está así siempre hay una puerta a la esperanza y a la ilusión. Creo que aporta muy bien los valores del Evangelio al conjunto de la sociedad.