Lituénigo y Trasmoz acogen sus encuentros de oficios perdidos y brujería

Los oficios perdidos de Lituénigo y las brujas de Trasmoz han atraído a miles de visitantes hasta la comarca de Tarazona. En la primera han rescatado la trilla y el pregonero. En la segunda, muchas mujeres se han vestido de bruja, escoba y sombrero incluidos. Las dos ferias aspiran a convertirse en Fiesta de Interés Turístico Regional.

Lituénigo/Trasmoz.- Miles de personas han visitado este sábado la comarca de Tarazona para disfrutar de las dos ferias más destacadas de cuantas se organizan dentro del festival ‘Tierras del Moncayo’. Se trata del encuentro de oficios perdidos de Lituénigo y la feria de brujería de Trasmoz, que se vienen celebrando ya desde hace ocho y nueve años, respectivamente.

En Lituénigo, los más madrugadores han asistido a la recreación de la siega y la trilla, uno de los muchos oficios desconocidos por los jóvenes, que han podido comprobar el trabajoso esfuerzo que antaño debían realizar sus padres o abuelos para mantener el hogar.

Una de las novedades de este año ha sido la presencia del guarnicionero –encargado del cuero-, al igual que la recuperación de la figura del pregonero. “Tenía como función informar, a golpe de corneta, de todo lo que acontecía en el municipio”, ha explicado José Luis García, presidente de la Asociación ‘Los Ancebillos’, organizadora del encuentro junto con Ayuntamiento y Comarca.

Por las calles de Lituénigo no han faltado los demás oficios representados en el Museo del Labrador: esquilador de ovejas, alfarero, cestero, apicultor, herrero, cantero, afilador, aguador... Además, las mujeres del pueblo han elaborado artesanalmente chorizos y morcillas que, por la tarde, han degustado cientos de personas.

Un vidente, en Trasmoz

Brujas en Trasmoz

Mientras, a pocos kilómetros, Trasmoz ha acogido su noveno encuentro de brujería, que ha dado comienzo al mediodía, con la lectura del pregón a cargo de la Bruja del Año. Y es que, esta población, famosa por su castillo y Gustavo Adolfo Bécquer, presume con orgullo de todo lo relacionado con lo mágico. De hecho, un buen número de mujeres y algún que otro hombre se han vestido para la ocasión de bruja, escoba y sombreros incluidos.

Ha habido campamento medieval y un mercado esotérico con videntes y lectores de manos que, a más de uno, ha escudriñado el futuro. Por los diferentes puestos ha sido posible comprar con la moneda propia de la feria: el maravedí falso de Trasmoz, que acuñó en el siglo XIII Blasco Pérez, clérigo, falsificador y alquimista, delito del que fue acusado por el rey Jaime I. “La gente lo utiliza y siempre se queda algunos como recuerdo”, ha comentado Puri Fraca, presidenta de la Asociación ‘El Embrujo’, principal impulsora del encuentro.

Durante esta tarde-noche, no han faltado los combates medievales, capturas de herejes y brujas o un aquelarre junto a las murallas del castillo, construido en el siglo XII. Además, la actuación de ‘Baluarte Aragonés’, con su obra ‘Independencia’, ha atraído a un buen número de espectadores. La feria, por vez primera, se ha despedido con un espectáculo de fuegos artificiales.