"La cordialidad, empatía y educación en el trato con los pacientes es el mejor seguro de responsabilidad civil"

Que los profesionales de la salud aprendan a sobrellevar asuntos legales derivados de su práctica diaria es el objetivo del libro “Usted pregunta y su señoría responde”, en el que el magistrado-juez y presidente de la sección 1ª de la Audiencia Provincial de Málaga, José Godino Izquierdo, aporta el punto de vista legal.

Zaragoza.- El secreto profesional, los derechos del médico y del enfermo, las responsabilidad penal, el internamiento y tratamiento no voluntario, las agresiones a sanitarios… Son algunos de los temas que analiza el manual “Usted pregunta y su señoría responde”, escrito conjuntamente por el doctor en Medicina, médico forense y especialista en Psiquiatría, José Carlos Fuertes Rocañín, y el magistrado-juez y presidente de la sección 1ª de la Audiencia Provincial de Málaga, José Godino Izquierdo.

Ambos han desgranado en este libro los principales problemas, desde el punto de vista legal, con los que puede encontrarse un profesional sanitario, y han aportado soluciones concretas para ofrecer una guía a estos especialistas. El magistrado José Godino incluye sus recomendaciones, que pasan porque el profesional posea “un mínimo de conocimientos legales”. Para el juez, las relaciones entre Medicina y Justicia son “sumamente cordiales”.

Pregunta.- ¿Hay ahora más procesos penales contra médicos en su jurisdicción?
Respuesta.- La regla general es la escasa conflictividad que existe con la clase médica. En los últimos años, hemos podido encontrar un incremento significativo en las denuncias y querellas criminales contra médicos y profesionales sanitarios. No obstante, no es un aumento que se pueda cuantificar, ya que la mayoría de estas denuncias y querellas contra médicos se suelen sobreseer por parte de los tribunales y hacer la reserva de acciones civiles correspondientes. Es verdad que se ha levantado un poco la veda del médico, pero eso ocurre, en general, con todas las profesiones, porque hoy en día el ciudadano considera que tiene todo el ejercicio de sus derechos civiles y, en consecuencia, accede con mayor frecuencia a las acciones civiles y penales contra todo tipo de profesionales. Y, entre ellos, contra los médicos.

P.- Y contra otros profesionales sanitarios, ¿existe un incremento de procesos penales?
R.- La generalidad de las denuncias van dirigidas contra médicos. Hemos visto incluso denuncias y querellas en las que se han condenado a médicos residentes. Es cierto que luego la Audiencia Provincial, por regla general, ha absuelto al médico residente y ha mantenido en algunas ocasiones la condena del médico. Fuera de los médicos en sí, algunas veces hemos visto condenas a enfermeras y comadronas por cuestiones derivadas de partos, pero en mucha menor medida.

P.- ¿Cuál es el delito que más frecuentemente puede cometer un médico?
R.- La imprudencia y la negligencia, y esto ocurre pese a dos factores. Por un lado, el Tribunal Supremo parte de la idea de que la Medicina no es una ciencia exacta, sino que concurren una serie de factores endógenos y exógenos que tienen gran influencia en el resultado final. Por otro, entre los pacientes suelen acusar a los médicos de ser corporativistas, porque entienden que no les resulta fácil encontrar a médicos que declaren contra otros profesionales de la Medicina. También hemos tenido casos por problemas de revelación de secretos profesionales.

Para el juez, estas dos ciencias están condenadas a entenderse

P.- ¿Es usted partidario del Tribunal de Jurado para valorar estos casos?
R.- En absoluto. El análisis, por ejemplo, de un delito de imprudencia es difícil de entender porque se exige la relación entre el hecho que ocasiona el daño, el resultado producido y un nexo de causalidad entre uno y otro. Esto, normalmente, un Tribunal de Jurado no suele entenderlo; por eso, las imprudencias y las negligencias no aparecen atribuidas a este tipo de tribunales. Además, existe una cierta reticencia o animadversión, en general, hacia los funcionarios públicos.

P.- No es frecuente el ingreso en prisión de los médicos pero sí, en cambio, se tiene la percepción de que puede ser más frecuente la inhabilitación profesional, ¿es cierto?
R.- Normalmente, el ingreso en prisión de un médico no suele ocurrir. A veces por delitos dolosos que son cometidos por médicos, pero no en el ejercicio de su profesión. Generalmente, el médico no suele tener antecedentes penales, las penas de prisión que se imponen son bajas y, en consecuencia, se suelen dar otras alternativas, como son la condena condicional o la sustitución de la pena por trabajo en beneficio de la comunidad. En cambio, la inhabilitación se mantiene y, desde luego, afecta cuando se trata de inhabilitación especial para un médico, porque es para el ejercicio general de la medicina y no para la especialidad que tenga.

P.- ¿Qué recomendaciones da en su libro para que los sanitarios tengan los menores problemas legales posibles?
R.- No me atrevo a dar consejos a nadie, pero sí alguna recomendación derivada de los 22 años que llevo en la sala penal. Un mínimo de conocimientos legales que creo que, hoy en día, son exigibles a todos. Nuestro Código Civil dice que la ignorancia de la Ley no exime de su cumplimiento. Es lo que he tratado de hacer en este libro de divulgación, con términos sencillos, explicando qué es un juicio, los sujetos que participan en el mismo, los informes policiales… Además, he examinado algunos temas de más actualidad como son las agresiones a médicos y la dignidad de los pacientes. Luego aconsejo, también, prudencia, diligencia y pericia en toda la actuación profesional, reserva y confidencialidad. Me gusta esa famosa frase que dice que “el hombre es dueño de sus secretos y esclavo de sus palabras”. Y a título personal, porque creo que es aplicable para todas las profesiones, cierta cordialidad, empatía y educación en el trato con los pacientes, porque es el mejor seguro de responsabilidad civil que puede tener un profesional de la medicina o de cualquier otra profesión.

P.- ¿Quién cree que está más incómodo, un juez ante un médico en un hospital o un médico ante un juez en un tribunal?
R.- Se trata de dos ciencias que están condenadas a entenderse. Estoy seguro que los jueces sólo tenemos hacia los médicos un verdadero sentimiento de admiración, afecto y respeto. Son relaciones sumamente cordiales, las venimos manteniendo desde siempre con nuestros médicos forenses y con los médicos que colaboran en la administración de justicia.

P.- ¿Tienen los jueces en cuenta la sobrecarga asistencial, la masificación de las urgencias y la multiplicidad de tareas a la hora de dictar sus sentencias contra los profesionales sanitarios?
R.- Sí, porque el Tribunal Supremo dice que tenemos que aplicar la Ley atendiendo a las circunstancias personales, objetivas y concurrentes. Todos sabemos la carencia de medios materiales y humanos que tiene la Medicina y la Judicatura, por eso procuramos tenerlo en cuenta. Eso no quiere decir que en ningún momento el profesional de la Medicina pueda sustraerse de su obligación de actuar recta y parcialmente, e incluso actuar de aquella manera más beneficiosa para el paciente, y tendrá que hacerlo así para no comentar los delitos de imprudencia o negligencia. El exceso de trabajo se podrá alegar a efectos administrativos en el mismo centro directivo, pero en ningún caso puede dar lugar a la imprudencia o negligencia.