El Albergue Municipal despide el año con un menú muy especial en el que no faltan las doce uvas

El Albergue Municipal de Zaragoza se prepara para despedir el año con las tradicionales doce uvas y un menú muy especial que hará las delicias de sus residentes. Para paliar un poco la soledad de los que pasan estas fechas en las instalaciones, el centro les ofrece una suculenta cena a base de sopa de marisco y solomillo de Teruel.

Zaragoza.- El 2008 se despide para dar la bienvenida al nuevo año. Para recibir al 2009 en compañía y con la mejor de las sonrisas, el Albergue Municipal de Zaragoza ha preparado una cena especial, en la que no podían faltar las doce uvas de la suerte, con el fin de conseguir que los residentes se sientan un poco menos solos en estas fechas tan especiales.

Sopa de marisco y ternasco de Teruel con guarnición, conforman el menú de la última noche del año, unos platos que harán las delicias de los más de 130 residentes que pasarán esta jornada en el Albergue. Pero no todos viven estas fechas de forma especial, ya que muchos de los residentes son extranjeros y para ellos esta época no es una festividad importante. “Hemos intentado ofrecerles un menú bastante bueno con postres especiales y turrones y sin olvidarnos de las uvas, para que aquellos que quieran se las tomen con las doce campanadas”, explica el director del Albergue, Gustavo García.

Además, en un día tan especial el Albergue Municipal de Zaragoza hace una excepción y los residentes pueden disfrutar de una copita de sidra, ya que el alcohol está prohibido en las instalaciones. “Queremos que los residentes puedan vivir esta noche como cualquier otra persona o familia y por eso nos esforzamos en ofrecerles lo mejor”, ha apuntado García.

Los Reyes Magos

Pero sin duda, la fiesta grande en el Albergue es la noche y la mañana de Reyes ya que los magos dejan regalos a los más de 20 niños que residen con sus familias en las instalaciones. Pero no sólo los pequeños disfrutan de esta noche, ya que también los mayores escriben su carta y depositan sus zapatos para que los Reyes les dejen algún presente, si han sido buenos.

“El Albergue de Zaragoza es la primera instalación de este tipo que normaliza la presencia de familias, incluidos los menores de edad y desde que están los niños se ha humanizado mucho más el centro”, ha apuntado Gustavo García. Todos los residentes dejan sus zapatos la noche de Reyes con la esperanza de recibir aquello que han solicitado en la carta y a la mañana siguiente cada niño recibe lo que ha pedido.

Además, lo celebran con roscones de Reyes que en muchas ocasiones son donados por particulares, empresas o colectivos que deciden aportar su granito de arena en estas fechas. “La verdad es que las muestras de cariño son múltiples y en estas fechas hemos recibido muchos lotes y cestas de Navidad que hemos repartido entre los residentes”, ha apuntado García.