“Mientras no haya verdad y siga habiendo olvido, las heridas de la Guerra Civil y el Franquismo seguirán abiertas”

Enrique Gómez preside la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aragón (Armha). Ha vivido unos meses intensos con la llegada a los tribunales de las causas pendientes de la Guerra Civil y el Franquismo. Garzón ha renunciado al caso pero el colectivo sigue trabajando para restituir y cerrar las heridas de las víctimas.

Zaragoza.- Aunque la Guerra Civil terminó hace 70 años y España recuperó la democracia hace 30, las heridas producidas durante esa época siguen sangrando para algunas de sus víctimas. Al menos ésta es la tesis que defiende la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aragón (Armha). Para ellos, los últimos meses han sido intensos con la llegada a los tribunales de una sentencia que podía restituir el daño que la Ley de Memoria Histórica no cerró. Su presidente, Enrique Gómez, considera que la democracia española seguirá contando con un importante déficit mientras no asuma aquellos hechos.

Pregunta.- En las últimas semanas, la Recuperación de la Memoria Histórica ha vuelto a convertirse en un tema de actualidad.
Respuesta.- Más que un tema de actualidad es una deuda desde hace más de 70 años porque cuando empezamos con este asunto era un clamor. De hecho, existían grupos que incluso en tiempos de Franco, de manera subverticia, habían sacado de los campos algún muerto para enterrarlo en una caja. Fue el inicio de lo que luego se convirtió en este movimiento. Hay un imperativo moral de la conciencia colectiva y, sobre todo, una necesidad de que un capítulo de la historia de España muy reciente y muy doloroso para mucha gente se cierre. Toda esta gente, y las heridas las tiene quien las tiene, son quienes tienen que decidir si esa heridas están cerradas o no. Aparte, la sociedad tiene también sus heridas porque para cerrarlas se necesita verdad, reconocimiento y dignidad, y no se dan completamente ninguna de las tres.

P.- ¿Es un éxito que este tema haya recuperado un espacio en la esfera pública?
R.- No lo hicimos por eso sino porque percibimos que una sociedad democrática, ante un agravio el Estado, no nos hacía caso así que decidimos acudir a la Judicatura. Allí hay unos crímenes de lesa humanidad, lo que ha quedado claro en la sentencia, y esos crímenes, por definición, no prescriben nunca. No pretendemos que se busque a falangistas que queden vivos para meterlos en la cárcel sino que la Judicatura obligue al Estado español, como heredero de las acciones del anterior régimen ya que no hubo ruptura, a dar respuesta a esas necesidades. Es necesario que la gente sepa que en España se hizo un auténtico genocidio, sólo comparable a la limpieza ideológica que hizo Stalin con su pueblo.

La vía judicial

P.- ¿Cómo vivieron que el juez Garzón primero aceptara la causa y luego se inhibiera en el caso?
R.- Que la aceptara era lo mínimo que podía hacer después de dos años de tenerla encima de la mesa. Pero que luego renunciara a ella ha sido una jugada judicial que no acabamos de entender muy bien. Para nosotros fue, en definitiva, un palo porque no entendemos que podamos juzgar a los chilenos o a los argentinos pero que ni siquiera reconocemos estos crímenes. Yo creo que demuestra que tenemos un déficit porque a cualquier crimen que no ha prescrito, en una sociedad que tenga todos los elementos bien formados, se le debe dar respuesta.

P.- En estos momentos, ¿en qué situación se encuentra esa demanda judicial?
R.- Ahora mismo está abierta porque, aunque el juez se inhibe, deja que siga su curso porque delega en los juzgados de cada zona. Va en contra de lo que pretendíamos porque como los crímenes se cometieron en todo el Estado queríamos que fuera juzgado por una instancia estatal. Lo que sí está claro es que no vamos a cejar en el empeño. Si finalmente no se puede juzgar en España, lo que sería una pena, tendremos que acudir a los Tribunales Internacionales, no por afán revanchista, sino para saldar la deuda que hay con las víctimas.

Enrique Gómez preside la Armha

P.- Para la Armha, ¿no deja de ser un fracaso tener que acudir a la vía judicial para restituir la memoria porque no ha funcionado la política?
R.- Sí, pero hay que tener en cuenta que nosotros intentamos dialogar con los políticos en un momento en el que ni siquiera está aún planteada la Ley de Memoria Histórica. Sólo había actuaciones separadas como algunas indemnizaciones, algún dinero para alguna exhumación y algún reconocimiento. Pero nosotros queríamos un reconocimiento global y como no se nos estaba dando acudimos a la vía judicial. De este modo, aunque se nos han cortado las vías desde el Gobierno puesto que ha sido el fiscal quien lo ha detenido, a lo mejor ahora el Estado está más dispuesto a ampliar esa Ley, que es muy mínima, o a afrontar que cualquier ciudadano pueda acudir a una entidad estatal para abrir una fosa. Nosotros lo que queremos es desaparecer y que este tema quede sólo en los libros de texto para que se sepa qué pasó, que se rehabilite a las víctimas, que se quiten los nombres de las calles de España a los torturadores y asesinos.

P.- ¿Por qué se produce esa parálisis a la hora de tomar decisiones relacionadas con este tema?
R.- Yo creo que es producto del franquismo sociológico, que ha estado durante años comiendo la cabeza con mentiras y tergiversaciones que han creado poso. Por eso hay mucha gente que a nivel individual entiende la justicia de poder recuperar el cadáver de un familiar que está enterrado como un perro pero a nivel público cree que es mejor no mover las cosas. Es un miedo que viene arrastrado por el Partido Popular, que no es más que la continuación de la derecha franquista

P.- ¿Cómo calificaría la actitud de los dirigentes políticos al respecto?
R.- Nosotros considerábamos que Zapatero era el político español que iba a amparar este movimiento. Por eso fue tan efervescente pero enseguida nos dimos cuenta de que sólo estaba dispuesto a llegar hasta un punto por el temor que siempre ha tenido la izquierda en este país a ser izquierda.

Heridas abiertas

P.- Los detractores de la reapertura de las fosas argumentan que estas medidas suponen reabrir heridas que ya se habían cerrado.
R.- Los herederos de los verdugos son los menos indicados para decir si las heridas están abiertas o cerradas; quienes tienen que decirlo son quienes tienen esas heridas y la gente a la que representamos tienen las heridas soterradas, calladas, ocultas, silenciadas… porque estaban reprimidas. Hay quienes creen que están cerradas porque soltaron el poder para que entrara la democracia. El mejor ejemplo es la vergonzosa Ley de Amnistía, que la propia ONU ha dictaminado que debe derogarse. Además, la sociedad también tiene esas heridas sin cerrar porque mientras no haya verdad y siga habiendo olvido las heridas seguirán abiertas.

P.- Otro de los argumentos es que en la Guerra Civil hubo muertos en los dos bandos.
R.- Evidentemente, pero lo primero que hay que recordar es que la Guerra Civil la provoca un golpe de estado fallido y todas las consecuencias que se derivan de esta acción ilegítima sólo se le puede achacar a un bando. Durante los años de guerra, desde luego, la izquierda cometió abusos, aunque la República intentó que esos abusos se detuvieran. Pero es que además, los asesinatos en el bando nacional fueron sistemáticos, se llamó a la violencia. Además, cuando termina la Guerra los republicanos pagaron un precio muy alto, porque además de la represión durante la contienda, hubo exilio, hubo una causa general en la que se juzgaba a los leales por rebelón militar, hubo esclavitud en las Brigadas de Trabajo, hubo cárcel, hubo fusilamientos… Por tanto, los republicanos fueron juzgados ya y de manera muy dura; los otros crímenes son los que no fueron juzgados nunca.

Gómez pide que todas las fosas sean dignificadas

P.- Si encontraran una fosa con víctimas del bando nacional, ¿sería partidario de reabrirla?
R.- Si los familiares quisieran, por supuesto que sí porque tienen el mismo derecho que todo el mundo. De hecho, en alguna ocasión nos han pedido que investigáramos sobre alguna persona muerta por los republicanos y, si hemos podido averiguar algo, lo hemos hecho. Es raro porque durante 40 años se glorificó, se dignificó y se exhumó a estas personas que también son víctimas. De todas formas, tienen que pedirlo los familiares.

Memoria histórica en Aragón

P.- ¿Cuál es el número de fosas y de cuerpos que puede haber enterrados?
R.- Es muy difícil calcularlo pero nosotros hemos visitado 300 pueblos y hemos encontrado 200 fosas, de entre dos personas y 5.000, como la de Zaragoza. Aún nos quedan otros tantos pueblos que visitar por lo que nuestro cálculo es de unas 400 fosas en todo el territorio y entre 12.000 y 15.000 personas en ellas.

P.- Ahora mismo, ¿cuál es su principal reivindicación?
R.- Nosotros seguimos investigando dónde hay fosas y después las familias decidirán si quieren exhumar los cuerpos o no. De todas formas, pedimos al Gobierno de Aragón que dignifique todas las fosas poniendo algún tipo de recordatorio en todas ellas y ayudando a sacar los cuerpos allí donde las familias así lo deseen. Nuestro verdadero deseo es desaparecer como asociación porque la sociedad haya hecho las paces consigo misma homenajeando a todas las víctimas e incluyendo unidades didácticas en los colegios para que se sepa lo que pasó de verdad, porque será el modo de que valoren mucho más lo que hay ahora.