Un informe sobre adolescencia y alcohol en Aragón manifiesta que los jóvenes beben a pesar de tener la percepción del riesgo

Los jóvenes beben a pesar de tener la percepción del riesgo que conlleva. De hecho, con apenas 13 años los adolescentes aragoneses comienzan a tantear el alcohol. Todos estos datos se extraen del estudio para la Fundación Genes y Gentes en el que se analiza la relación de los adolescentes con el consumo de alcohol.

Zaragoza.- El médico especialista en Psiquiatría, Fernando Sopeséns, ha realizado un informe a petición de la Fundación Genes y Gentes sobre el alcohol en la adolescencia y juventud en Aragón.

El doctor Sopeséns, con la colaboración de la doctora Carmen Pardos, expone en su informe los últimos datos extraídos entre los escolares de 14 a 18 años de la Comunidad aragonesa. Entre otros matices, la información se refiere a la prevalencia por edad y sexo, policonsumos, consecuencias derivadas (peleas, agresiones físicas, detenciones, etc.), y el modelo y lugares de consumo (ambientes, climas familiares…).

Estos datos, según Sopeséns, “requieren una lectura pausada y exenta de emoción. Debemos poner en marcha la creatividad y el esfuerzo de todos para intentar mejorar el futuro”.

En este sentido, el informe revela que la edad media de comienzo de la ingesta de alcohol en Aragón es de 13,5 años, frente a los 14 de media nacional, según el Plan Autonómico de Drogodependencias. Asimismo, el estudio señala que la prevalencia de las borracheras es más acusada en Aragón que en el total del territorio nacional.

“Es difícil elaborar una visión comprensiva del consumo de alcohol entre los adolescentes por dos razones”, apunta el especialista. La primera, porque es un fenómeno complejo en el que interaccionan factores sociales, culturales, educativos, clínicos, farmacológicos y de orden público. “La segunda, porque es una cuestión llena de emocionalidad, juicios, prejuicios y valoraciones subjetivas que impiden reflexionar con serenidad y que tienden al alarmismo”, indica.

A lo largo del informe se resalta la paradoja de que los jóvenes tienen, en general, una buena percepción del riesgo que entraña beber y, sin embargo, lo hacen. “En su actitud pesan más las expectativas simbólicas o identitarias que el conocimiento de las amenazas, y son esas actitudes las que modelan su comportamiento hasta el punto que pueden incrementarse los riesgos si se da el consumo de alcohol con otras sustancias, en los que el cannabis está ganando un espacio cada vez mayor”, afirma Sopeséns.

Un aspecto sobre el que se incide es la visión de los ambientes familiares. “En ellos existen conflictos afectivos, problemas de los padres, dificultades en la comunicación, ausencia de interés y de ocupación genuina, estilos de vida donde priman las formas y, al no salir a la luz los conflictos, la probabilidad de que los hijos consuman alcohol y lo hagan abusivamente es mayor”, señala Sopeséns.

En relación con la tarea educativa, padres y madres defienden “vehementemente” no sólo su responsabilidad al respecto, sino su compromiso con la misma. A la vez, son perfectamente conscientes de sus propias ambigüedades (falta de tiempo, confusión en los criterios de referencia, dificultad de contactar con los hijos...). “Los progenitores se muestran un tanto desesperanzados, asegurando que ellos educan pero no tienen ninguna posibilidad de controlar un ámbito social que neutraliza los elementos positivos que van inculcando”, indica este especialista.

El estudio comenta, además, las prioridades de salud pública de la OMS, que tratan de reducir el consumo nocivo de alcohol, ya que este hábito es responsable cada año de más de dos millones de muertes prematuras en todo el mundo. “Además, esta sustancia es uno de los principales factores evitables de trastornos psiquiátricos, enfermedades cardiovasculares, cirrosis y algunos tipos de cáncer, sin olvidar que el alcohol está detrás de miles de muertes causadas por accidentes, violencias y traumatismos muy diversos”, destaca el doctor.

En los países desarrollados, el alcohol es la tercera causa de riesgo de enfermedad y mortalidad, por detrás del tabaquismo y la hipertensión arterial, y la carga económica asociada al consumo nocivo de alcohol resulta enormemente cuantiosa.

Fundación Genes y Gentes

El programa “Alcohol y Juventud” es una idea de la Fundación Genes y Gentes y para el desarrollo de sus actividades y la protección social de este programa recibe el apoyo de Instituciones Aragonesas.

Además de estos estudios comentados en el informe dirigido por el doctor Sopeséns, la Fundación trabaja en cuestiones prácticas respecto al diagnóstico y tratamiento del complicado campo de la “Genética y Alcoholismo”, de gran interés en problemas biomédicos, sociales y legales de la sociedad actual.