Zaragoza.- Luis Emilio Fernández Ibáñez ha sido nombrado este miércoles en la Cámara de Comercio de Zaragoza cónsul honorario de México. Este cargo, que estaba vacante desde hace tres años, fue ostentado antes por su padre, Luis Fernández Ordóñez, ya fallecido. La misión de Fernández a partir de ahora será proteger a los mexicanos residentes en la ciudad y volver a entablar relaciones culturales, turísticas y comerciales con México.
Al acto, que ha sido celebrado en la sala de plenos de la Cámara de Comercio de Zaragoza, han asistido entre otros la vicepresidenta de la Cámara y también cónsul honor de Alemania, María López Palacín, el cónsul general de Méjico en Barcelona, Jaime García Amaral y el embajador de México en España, Jorge Zermeño Infante. Todos ellos han coincidido en alabar el trabajo que realizó su padre en sus trece años de trabajo y han ofrecido su apoyo y consejo al nuevo cónsul honorífico.
Tal y como ha apuntado el cónsul general de México en Barcelona refiriéndose a la Expo, Jaime García Amaral, “la reapertura del Consulado Honorario de México en Zaragoza es tan pertinente y relevante, pues el momento histórico es adecuado para relanzar con nuevos bríos una relación añeja y profundamente arraigada”.
Al final, el embajador ha entregado la carta patente de México y el Execuatur, en el que se describe el ordenamiento jurídico del Estado. Éste ha señalado que España y México se encuentran en la mejor etapa de sus relaciones ya que es el país extranjero con mayor inversión directa ya que se intercambian anualmente un total de 12 millones de dólares. “Para México –ha aclarado el embajador-, España es la puerta de la Unión Europea, pero también hay que tener en cuenta que México simboliza para España la entrada a uno de los principales mercados del mundo: Estados Unidos”.
En el acto se ha querido recordar a los hombres y mujeres que en el pasado siglo vivieron el exilio con un pie en Aragón y otro en México, como Luis Buñuel, José Ramón Arana, Ramón J. Sender, Benjamín Jarnés o Manuel Andújar. "Ellos dejaron una impronta indeleble -ha recordado el cónsul-, causando interés y fascinación mutuos entre estas tierras".
