El Camón Aznar, una espiral crono-cromática del arte más aragonés

El Museo Camón Aznar de Ibercaja está a punto de reabrirse tras la reforma que ha convertido este espacio en una auténtica espiral crono-cromática del arte aragonés. El color y la luz separan ambientes y etapas pictóricas, mientras un nuevo patio y una sugerente fisura unen el edificio ópticamente tanto en vertical como en horizontal.

Zaragoza.- El Museo Camón Aznar de Ibercaja volverá a abrir sus puertas el próximo 30 de abril tras un año de obras de reforma que han supuesto la rehabilitación de la zona monumental y una remodelación arquitectónica integral del edificio anejo en un tiempo récord. Esta intervención es el preludio de la reorganización de la colección, que girará en torno a la exposición completa de todos los grabados de Goya, y busca aunar el cambio en el concepto museológico con un nuevo planteamiento en la exhibición.

En esta concepción expositiva el color y los juegos de luces separan los ambientes a través de los diferentes pisos del museo. De esta forma, se distribuye también la colección de forma cronológica, comenzando de abajo hacia arriba, de las obras más antiguas a las más modernas.

El museo que alberga el renacentista Palacio de los Pardo va a tener como pilar fundamental la única colección completa de grabados de Goya. El director general de Ibercaja, José Luis Aguirre, ha destacado que el Camón Aznar va a exponer por primera vez, de forma íntegra en un solo museo, todos los grabados del artista aragonés más internacional. Lo excepcional de esta oferta ha llevado a que el proyecto arquitectónico se haya vertebrado para ofrecer un discurso cronológico en torno a la figura de Goya. Además, se dota al conjunto de una gran sala de exposiciones que se abrirá en mayo con la excepcional muestra “Del Ebro a Iberia”.

El objetivo de esta remodelación, en palabras del director general adjunto Financiero y de la Obra Social, Fernández Galdámez, era poner en valor también “el importante legado de Camón Aznar y ponerlo en actualidad, en la modernidad y de acuerdo con las tendencias museográficas recientes”. “Este museo va a ser una referencia mundial totalmente vinculada a la idea de Goya”, ha resumido Galdámez.

En el proyecto se ha respetado al máximo el patio central, sustentado por grandes columnas de mármol, y que albergará la recepción. Desde aquí, se invita al visitante a adentrarse en el museo que se distribuirá en tres plantas con una nueva distribución y una superficie total de 3.800 metros cuadrados.

Así, en la primera planta del edificio aparecen los colores más vivos y cálidos, destacando un rojo bermellón, para albergar las obras del renacimiento y del barroco. En el piso central, comienzan los tonos más fríos, con grises, azulones y dorados. Estas salas están pensadas para una visión más concentrada en los grabados de Goya. Por último un blanco muy luminoso, que casi hiere, para las obras más modernas.

Los principales elementos de valor histórico, como el pórtico de fachada, las columnas del patio y el salón dorado, han sido sometidos al correspondiente proceso de limpieza y restauración que, junto con la instalación del nuevo lucernario central, permitirá además de su correcta conservación un óptimo disfrute.

Una "fisura" acristalada conecta ópticamente los patios

Juego de patios

La principal intervención se ha producido en el edificio anejo, reconstruido en los años setenta, donde se ha abierto un nuevo patio que establece, a través de una sugerente fisura acristalada, un interesante diálogo arquitectónico y visual con el edificio renacentista. De este modo, la ampliación se ha integrado en un todo perfectamente ensamblando, enriqueciendo la concepción global del museo.

En lugar de la anterior disposición de salas consecutivas, muy subdivididas, ahora se ha creado un nuevo recorrido continuo, donde los soportes expositivos articulan los espacios sin cerrarlos. Así es posible tener una percepción visual de todo el conjunto desde los distintos ámbitos del recorrido, permitiendo relacionar continuamente las distintas partes del museo.

Desde el punto de vista técnico, la intervención arquitectónica realizada ha permitido abordar diversos problemas de índole constructiva y estructural, centrados principalmente en el refuerzo de elementos de contacto con el terreno y en la sustitución de forjados y elementos con deterioros incompatibles con el uso de museo. El arquitecto encarga del proyecto, Francisco Siles, vio la complejidad de “resolverlo como un museo actual”, algo que se solucionó “con un trabajo de sastre”. “Desmontamos, demolemos, limpiamos… y descubrimos que había la posibilidad de generar un patio gemelo”, ha explicado Siles, “que da la oportunidad mediante una fisura, elemento constante en todo el recorrido, de crear un leit motiv para nuestro discurso expositivo”.

La inclusión de dos nuevas escaleras de evacuación ha multiplicado la seguridad del visitante y han adecuado el edificio a la normativa de protección contra incendios. De la misma manera, se han renovado todas las instalaciones, no sólo adecuándolas a las últimas normativas vigentes, sino buscando el máximo confort del visitante y la mejor conservación posible de la obra.

Especial importancia tienen todos los esfuerzos hechos por poner al servicio de la obra de arte una museografía renovada, la intervención arquitectónica y la modernización de los equipamientos. Todo ello además en un tiempo récord, ya que la obra arracó en abril de 2007, gracias a la dedicación y coordinación del departamento de la Obra Social y Cultural de Ibercaja, el equipo de técnicos de la Entidad y Quadrifolio, la empresa que ha diseñado la reforma.

Exposición permanente

Los colores acompañarán a las diferentes obras según su cronología

La organización del museo se va a desplegar en tres plantas, cuyos diseño se ha realizado bajo la dirección museográfica de Antonio Meléndez. La primera de ellas recogerá fundamentalmente pintura y escultura de los siglos XV al XVIII.

La segunda se distribuye en diferentes salas partiendo de un común denominador, la figura de Goya, la ciudad de Zaragoza y la figura de Don José Camón Aznar. Desde el deambulatorio que recorre en altura el patio central, y como preludio al magnífico conjunto de grabados del artista aragonés, se introduce al visitante en la obra de autores coetáneos y de aquellos que han hecho de Zaragoza su objeto artístico. Como tributo al mentor del museo se ha querido respetar la disposición original del despacho de José Camón Aznar, donde cuelgan retratos del gran historiador y su familia.

La última planta queda reservada a los siglos XIX y XX, donde se hace un recorrido por las últimas manifestaciones artísticas, haciendo especial hincapié en las Escuela de Madrid y Zaragoza.

Además, se ha dotado al museo de una gran sala de exposiciones temporales, aumentando en superficie el espacio que se dedicaba antes de la rehabilitación, ya que ahora tiene 290 metros cuadrados, 175 más que la anterior. Ello permitirá desarrollar un programa expositivo de gran riqueza destinado a acrecentar la oferta cultural y educativa en Zaragoza.

Meléndez ha explicado que una tercera parte de la colección del museo quedará guardada. “Un museo no es un tanatorio de obras de arte, sino un ser vivo”, ha manifestado y, por ello, “las diferentes obras podrán ser expuestas antes o después”.

Museo desde 1980

El Museo Ibercaja Camón Aznar está instalado en el Palacio de los Pardo desde 1979. Edificio renacentista, fue mandado construir en 1551 por Jerónimo Cosida y Violante de Albión, cuyos retratos esculpidos en medallones se han conservado en la decoración del patio. Años después pasaría a ser propiedad de los condes de Bobadilla y, más tarde, de la familia de los Pardo. En 1808, mientras duró la guerra, fue sede de la Capitanía General. Tras ser edificio de viviendas, escuela de música y llegar a albergar incluso un comercio de muebles, fue adquirido por Ibercaja en 1975 para restaurarlo e incorporarlo al patrimonio de la ciudad a través de su Obra Social y Cultural.

Bajo la batuta de Regino Borobio, se acometió un proyecto de consolidación, restauración y adaptación. Desde entonces, en los sótanos se exponen los restos romanos aparecidos en el subsuelo y, entre otras cosas, se recuperó la bodega, ahora mejorada en sus instalaciones. También se restauró la fachada y el patio, un espacio cuadrado, de columnas anilladas con el fuste estriado en la parte superior, coronadas de bellos capiteles. De indudable valor patrimonial, el piso superior es de ventanales de arcos de medio punto sobre columnas, de influencia italiana; la decoración es plateresca y está atribuida a Morlanes y al maestro Tudelilla.

El palacio se abrió al público convertido en el Museo Ibercaja Camón Aznar con el legado del mecenas aragonés José Camón Aznar y durante estos treinta años ha sido un activo foco cultural.