Desterrar prejuicios sobre los inmigrantes sigue siendo la asignatura pendiente de Aragón

El crecimiento del número de inmigrantes en la Comunidad lleva consigo aparejadas políticas de igualdad. Por ello, tras finalizar el pasado el 31 de diciembre el I Plan Integral de Inmigración, ya se ha puesto en marcha el proceso de elaboración del segundo. En él, se buscará la normal convivencia entre todos los aragoneses.

Zaragoza.- El 31 de diciembre finalizaba el I Plan Integral de Inmigración y desde las instituciones ya se ha iniciado la construcción del segundo. El primero ha tenido una consideración positiva ya que a finales del 2006 se habían ejecutado el 75,8% de todas las medidas. Pero el principal problema aún no ha sido atajado. La sensibilización de la población hacia este colectivo todavía sigue siendo una asignatura pendiente y esta segunda iniciativa persigue mejorar esta percepción.

La llegada de personas de origen extranjero a la Comunidad está suponiendo un repunte demográfico en la mayoría de las comarcas de Aragón. Si en el año 2000 el número tan sólo ascendía a 12.025, el 1 de enero del 2007 el padrón reflejaba un espectacular aumento, 124.404 personas.

Este crecimiento ha tenido un impacto en todos los ámbitos de la sociedad. “Si estos trabajadores se fuesen muchas empresas se quedarían sin empleados, muchos restaurantes no tendrían camareros y muchas familias no tendrían gente que cuidase a sus mayores”, ha explicado la consejera de Servicios Sociales y Familia del Gobierno de Aragón, Ana Fernández. Para intentar atender las necesidades de este colectivo, el Gobierno de Aragón puso en marcha en 2004 el I Plan Integral de Inmigración 2004-2007. El mismo tenía como objetivo promover una política global de integración de los inmigrantes, propiciando lo necesario para garantizar la convivencia bastada en el reconocimiento de derechos y deberes.

Esta iniciativa se centró en tres pilares fundamentalmente: el reconocimiento de los derechos y deberes ciudadanos de los extranjeros, la normalización de la población inmigrante y la sensibilización de la población aragonesa. El nivel de ejecución fue alto, en 2006 ya se habían realizado el 75,8% de las medidas y durante el 2007 se llevaron a cabo 39. Los actores implicados han valorado de una manera muy positiva las actuaciones realizadas y han considerado que más del 90% de ellas deberían mantenerse en un futuro.

La incorporación de esta población se ha producido sin grandes problemas, aunque sigue existiendo un desconocimiento mutuo. Los aragoneses han sido tolerantes con este colectivo, aunque no ha habido, en la mayoría de los casos, un proceso de interculturalidad. Por ello, en el segundo plan, que tendrá vigencia entre el 2008 y el 2011, se apostará por la normalización de la convivencia entre todos los aragoneses. “Ya tenemos personas de otros países trabajando en la Comunidad, por lo que ahora tenemos que encontrar esa vía bidireccional. Sabemos que tenemos que convivir y que eso puede ser muy positivo para ambas partes”, ha declarado Fernández.

Poco a poco se va sensibilizando a la sociedad, aunque “nos falta bastante por hacer”, ha desvelado Fernández. El medio rural es el que mejor se ha adaptado a la llegada de estos nuevos aragoneses. “En muchos pueblos están contentos de tener familias inmigrantes”, ha destacado Fernández. La consejera ha explicado que están mejor que hace cuatro años en esta materia pero que la lucha aún no ha terminado porque “quedan muchos prejuicios y muchas leyendas que no se corresponden con la realidad”.

Para el vicepresidente del Foro de la Inmigración de Aragón, Abu Bâ, quedan “muchos asuntos por resolver” y ha destacado como el principal “el tema de la sensibilización. Para él, la información que se transmite sobre el colectivo inmigrante “no llega muy bien o la gente no la escucha”, por lo que ha instado a “ir más allá de lo que se está haciendo en la actualidad”. Así, Bâ considera necesaria la “participación de toda la población”. El vicepresidente del Foro de la Inmigración de Aragón ha destacado como grades problemas la educación y la vivienda. Éste último preocupa mucho al colectivo inmigrante ya que “a nosotros nos afecta más el precio de la vivienda, por lo que nos concentramos donde es más barata”.