Grupos recreacionistas medievales escenifican las luchas y tradiciones de la época

Varios grupos de recreación medieval, encabezados por el turolense Fidelis Regi, han escenificado el modo de luchar de la época medieval y algunas de las tradiciones de esta época. Partidarios del rey Jaime I y de Fernández Sánchez de Castro han luchado a muerte en una dura batalla en el campamento de los Jardincillos.

Teruel.- Septiembre del año del Señor de 1213. Un grupo de soldados fieles al Rey Jaime I, entonces un niño de cinco años, se conjuran en su defensa para evitar que pierda el poder. El Rey Niño está sometido a la tutela del maestre templario Simón de Monfort, y está recluido en el castillo de Monzón, donde comenzará su formación como futuro rey.

Pedro II de Aragón acaba de morir en la batalla de Muret y son tiempos confusos para el reino, pues los nobles del reino aprovechan la minoría de edad del Rey para aumentar sus poderes y exigencias. Cualquier controversia prende la mecha de la venganza, como el rumor de un traidor entre las mesnadas, y comienza la lucha, cruel y sin cuartel hasta acabar con el contrario.

Estas disputas han motivado que partidarios del Rey Jaime I de Aragón y del hijo bastardo de Pedro II, Fernández Sánchez de Castro, hayan luchado a muerte en defensa de sus intereses legítimos, en el contexto de una recreación que se ha escenificado en el campamento montado en los Jardincillos por parte de varios grupos medievales, entre ellos el turolense Fidelis Regi (fieles al Rey Jaime I), o los venidos de otros lugares del reino como Leo Vía, de Valencia; Alques del Rey Jaime de Cataluña, Samborondón de Madrid o Acero Negro de Barcelona.

Batalla a muerte

Primero ha tenido lugar una lucha encarnizada con espadas, lanzas y mazos. Tras la sangría irracional, se impone la cordura y se lucha en retos individuales. Los mejores de cada bando han recreado el modo de luchar, brutal y sin piedad, de la Edad Media. O vivo o muerto, así se terminaba entonces un reto.

En total, todos unos 300 soldados han recreado a lo largo de todo el día la instrucción de las mesnadas, el homenaje al Rey Jaime I, los cuenta cuentos, el Capítulo de la Orden del Temple o las luchas entre ellos.

Todos estos logros, que en la actualidad se rememoran, no hubieran sido posibles sin el apoyo constante de una parte de la nobleza y sus hombres, cuyo juramento de fidelidad al Rey estaba por encima de todo interés personal, y cuya única meta era defender al reino y al hombre que los llevaría a la gloria, explica uno de los integrantes de estos grupos.

Eran soldados como Beltrán de Lanaja, Pedro Cornell, Jiménez de Urrea, Pedro Pomar, Ruy Jiménez de Luesia, Pelegrin de Atrocillo, Rodrigo de Lizana, Juan Martínez de Eslava, Fernández de Azagra o Artal de Alagón; gentes sencillas de Aragón, de Cataluña, de cercanas tierras castellanas y de agrestes montañas norteñas, estos son los leales al rey, auténticos Fidelis Regis, como se explica en la página web de esta asociación, y que siglos después vuelven a luchar por este ideal.

Los grupos recreacionistas han tenido un importante auge en los últimos años. El turolense Fidelis Regi nació del grupo medieval de Los amigos de Diego, y el resto de los venidos a Teruel lo han hecho al calor de fiestas y tradiciones del medievo que ahora se recuperan. En 2008 ha venido un grupo francés, la Compañía de Trencavel, occitanos de Francia donde la presencia Cátara y otros acontecimientos medievales han hecho que su presencia sea muy numerosa.

El afán recreacionista va cada vez más lejos, y junto con las luchas, armas y vestimenta, se mejoran en cada edición los campamentos, auténticos escenarios donde se puede contemplar toda la vida del siglo XIII: tiendas, fuegos para preparar la comida ( caldereta de ternasco al estilo medieval) reparación de armas, instrumentos de tortura o animales que servían para la guerra, como los halcones o serpientes.