Cuéntame una historia en sesenta segundos

Ignacio Estaregui es un joven zaragozano que ha logrado meterse en el mundo audiovisual gracias a sus videominutos, que le han valido el reconocimiento del certamen de la Universidad de Zaragoza y del festival de Fuentes de Ebro. En la actualidad, prepara un segundo videoclip para Dani Ro y un corto sobre el movimiento Hikikomori.

Zaragoza.- Ignacio Estaregui es capaz de contar historias con los mínimos recursos y el mínimo tiempo. Así lo ha hecho en las tres últimas ediciones del Certamen Nacional de Videominuto que organiza la Universidad de Zaragoza y cada una de las ediciones le ha dado un empujón más a este zaragozano de 28 años, licenciado en Geografía y con un módulo de gráfica publicitaria en la Escuela de Artes, que se confiesa seguidor de Carlos Saura y un “autodidacta” en su trabajo audiovisual.

La intriga de “Dulce hogar”, condensada en sesenta segundos, le valió en la última edición el premio al Mejor videominuto aragonés. “He tratado de contar una historia que hemos visto muchas veces en el cine pero enfocándola desde un punto de vista diferente. El suspense mantiene durante un minuto al espectador atento a lo que está pasando hasta que hay un giro. Todo está narrado desde un punto de visto diferente al que está acostumbrado el espectador”, explica el autor de la pieza.

Pero éste no es su único mérito en el certamen, donde ya cuenta con cierto palmarés: tres veces finalistas y primer premio con el falso documental “Todo es relativo”. El año pasado, con “La fábrica de nubes” (en la que el propio Estaregui se convierte en una gota de lluvia destinada a regar Los Monegros) llegó a la final y también consiguió el primer premio internacional de Fuentes de Ebro en su categoría.

Por todo ello, Estaregui es ya todo un experto en videominuto y reconoce que “cada año sube el nivel”, por lo que “el hecho de poder estar allí como finalista cada año me congratula un poquito más”. Además, cree que este festival, que es de ámbito nacional, “es una oportunidad muy importante para la gente como yo que tiene una vocación audiovisual y no tiene los medios para abarcar un gran proyecto porque para narrar una historia en un minuto hace falta muy poquito”.

Además, uno de los motivos por los que Estaregui se ha vuelto un asiduo al certamen de videominuto es porque “se valora más la idea que los recursos utilizados”. De hecho, aunque afirma que “cada año se presentan mejores ideas e incluso mejor realizadas”, este joven director se remite a su propia experiencia ya que grabó “Todo es relativo” y “Dulce hogar” con una cámara de fotos. “La tecnología de hoy en día te permite tener una idea y, como mínimo, poder materializarla”, explica.

Pero antes de la filmación, se deben seguir unos cuantos pasos, que van desde dibujar un story-board hasta encontrar a los actores. “El mayor trabajo es el previo, el de conceptualizar la historia y condensarla en un solo minuto, sintetizar en muy poquito tiempo algo que tenga sentido y enganche al espectador”, relata el joven director. Después de ese trabajo previo, hay que buscar a los intérpretes y qué mejor que echar mano de la familia y los amigos e, incluso, de uno mismo, ya que el propio Estaregui se ha puesto delante de la cámara en más de una ocasión.

El videominuto "Dulce Hogar" se puede encontrar en YouTube

Internet, una ventana al mundo

Amigos y familiares al margen, uno de los mejores aliados de Ignacio Estaregui ha sido Internet, una herramienta que considera “primordial” sobre todo desde que su primer videoclip con el cantante zaragozano Dani Ro, titulado “Cuando la vida te da la espalda”, registró 35.000 visitas en su primer mes en YouTube. A partir de este éxito, según explica Estaregui, “me di cuenta del potencial y me decidí a colgar también mis obras”.

De hecho, poner el apellido “Estaregui” en el buscador de este gran ciberarchivo es abrir el camino a sus cuatro creaciones (los tres videominutos y el videoclip). “Internet es una ventana abierta para que gente como yo, para contar historias y llegar al mayor número de gente. El hecho de que una persona que viva en Chile o en Japón es algo impensable hace unos años y satisfactorio cien por cien”, comenta.

Nuevos proyectos

A pesar de particular estilo de los videominutos y de las ventajas de Internet, muchos se preguntarán si se puede vivir de este tipo de cine. “No, evidentemente”, responde Nacho, para quien ganar este tipo de certámenes “tiene una recompensa económica pero la emocional es la que dura toda la vida”.

Por ello, para seguir dedicándose al mundo audiovisual, Ignacio Estaregui sigue embarcándose en nuevos proyectos y, para ello, ha invertido parte de sus ahorros y conseguir una mayor calidad técnica en sus trabajos. Gracias a ello, dentro de poco verá la luz su segundo trabajo para Dani Ro.

Además, se ha atrevido también con el cortometraje. Su idea es narrar, en clave de documental y a través de a mirada de un periodista, el movimiento hikikomori en España. Bajo el título de “Jicos”, Estaregui mostrará en qué consiste una patología muy común en Japón y que hace que los jóvenes no salgan de su casa, se encierren en su habitación y hagan su vida por Internet mientras sus familias, avergonzadas, ocultan la situación impidiendo así su tratamiento.

Y para contar historias como estas no sólo hace falta tener la idea y ponerla en marcha. También es necesario el apoyo institucional y la organización de concursos y festivales donde poder salida a las obras. En opinión del joven zaragozano “hay bastantes festivales e, incluso, ayudas”, a pesar de que él todavía no se ha beneficiado de ninguna. Aunque cree que “respecto a otras comunidades se hace un esfuerzo importante, pero también es cierto que otras, como el País Vasco, se vuelcan mucho más”, Ignacio Estaregui asegura que Aragón “está por el buen camino” y también que “todavía se puede hacer mucho más”.