“Año tras año se van perdiendo hablantes de aragonés"

La asociación Ligallo de Fablans de l’Aragonés se ocupa, hace 25 años, de la defensa de una lengua que con el paso del tiempo ha ido perdiendo fuerza, como es el aragonés que, en estos momentos, se encuentra en periodo de desaparición. El presidente de esta asociación, Francho Beltrán, se ha sumado al manifiesto Chuntos por lAragonés.

Zaragoza.- El aragonés ha pasado de ser la lengua de un reino a ser el idioma de pequeños núcleos de la provincia de Huesca. El castellano y el catalán le están ganando la batalla. El manifiesto Chuntos por l’Aragonés ha sido firmado por asociaciones, grupos musicales y sindicales e instituciones con el objetivo de hacer resurgir un idioma que se encuentra en vías de desaparición.

Ligallo de Fablans de l’Aragonés es una de las asociaciones sobre las que se apoya este manifiesto. Su presidente, Francho Beltrán, señala que el aragonés no es un dialecto del castellano y además, remarca la difícil situación por la que pasa esta lengua, que sólo tiene a 30.000 hablantes en todo Aragón.

Pregunta.- Aragonés y fabla, ¿es lo mismo?
Respuesta.- Sí. La palabra fabla es más coloquial, quiere decir “habla”. En realidad, decir fabla no quiere decir nada. Pero sí que es verdad que es la forma de referirse a esa lengua propia de Aragón, el aragonés.

P.- ¿Cuáles son las zonas en las que todavía se habla el aragonés?
R.- Esas zonas son, básicamente, el norte de Aragón: los valles pirenaicos y los somontanos. El aragonés está en un estado de conservación muy desigual porque al no tener un reconocimiento oficial ha sobrevivido como ha podido, se ha ido fragmentando cada vez más, sobre todo, por la falta de una conciencia de lengua. Hay gente que habla aragonés y que no sabe lo que es, dice que habla un castellano mal hablado. Aunque cada vez son menos estos casos porque precisamente es uno de los pocos méritos que han tenido asociaciones como la nuestra, que han podido explicar a la gente que aquello que hablan es una lengua.

P.- ¿La cercanía a Cataluña ha contribuido a la pérdida del aragonés, ya que hace que se adquieran vocablos catalanes?
R.- La proximidad al mundo catalán tiene varias facetas. Hay un punto triple en Aragón entre la Ribagorza y la Litera donde convergen el castellano, el catalán y el aragonés. Ahí hay una mezcla difícil, no se sabe por donde cortar y decir hasta aquí se llama catalán y esto aragonés. Desde el punto de vista lingüístico, sí que hay un intercambio de palabras, pero en los dos sentidos. Hay que pensar que originalmente ninguna era más fuerte que la otra. Luego, obviamente, el catalán ha tenido más fuerza. Y desde el punto de vista sociológico, en algunos aspectos nos ha perjudicado un poco, tanto la cuestión del euskera como la del catalán, porque se asocia la defensa de la lengua a cuestiones de nacionalismo, de imposición, de intolerancia. Nos ha costado difundir nuestro mensaje.

P.- ¿Su objetivo es defender una lengua que está desapareciendo?
R.- Se dice que es una de las lenguas más minoritarias del mundo y está en peligro de desaparición. Y cuando desaparece una lengua, desaparece con ella una manera de entender la vida y muchas historias. Cada vez que se muere un abuelo, se lleva con él historias que te ponen en contacto con el mundo. La madre de mis hijas es escocesa, por lo que ellas son bilingües y además, les he introducido en el mundo del aragonés. Veo que se les abre un mundo nuevo cuando les doy el nombre exacto de las cosas y les explico el significado, que sólo lo entiendes a partir de la lengua original... De repente el paisaje, el entorno, la historia, tus raíces... tienen más sentido. Esto es enriquecerse, en contra de lo que mucha gente piensa que es empobrecerse, dividir, desunir... No. Es sumar culturas que además son nuestras.

P.- En enero de 2005 varias asociaciones, grupos sindicales y musicales e instituciones firmaron el manifiesto de Chuntos por l’aragonés, ¿cuál es el motivo para firmarlo?
R.- Es que en esta batalla ha habido gente muy diversa, y como pasa en todos los movimientos asociativos, siempre hay pequeñas disputas, personalismos... Llevábamos observando que pasaban los años y en algunos momentos, había demasiadas divergencias. Llegó un momento en el que nos planteamos juntarnos todos. Está siendo una experiencia muy bonita, porque se está sentando en la misma mesa gente de muy diverso origen geográfico e ideologías. Siempre se nos ha asociado a Chunta y valoramos que un partido se implique más, pero una de las cosas que queremos es dejar claro que esta no es una batalla política, aunque queremos que se sumen todos los partidos políticos.

Manifiesto Chuntos por l´Aragonés

P.- ¿Qué actividades se están realizando para que la gente se sume al manifiesto?
R.- Hemos empezado una campaña para recoger adhesiones de ayuntamientos. A fecha de hoy, el mayor número de ayuntamientos que se han suscrito al manifiesto son del Partido Popular, seguido del partido socialista.

P.- ¿Qué se puede hacer para que no se pierda el aragonés?
R.- La base fundamental es la educación, conseguir que el aragonés se enseñe en las escuelas. Y así, los niños de esas zonas donde se habla, puedan escucharlo en un contexto, vamos a llamarlo, culto y lo asocien no sólo al interior de las casas. El aragonés se está perdiendo en la calle y se está quedando recluido en las casas y esa es la fase terminal de una lengua. Hay que conseguir que entre en la escuela.

P.- Esa incorporación del aragonés en los colegios, ¿sería sólo en las zonas donde se habla?
R.- Nuestra intención es que se apuntale en aquellas zonas donde está vivo todavía. Aunque hay mucha gente desplazada de sus lugares de origen. Hay quien vive en la ciudad, por ejemplo. Sería ideal que existiera la posibilidad de aprender aragonés en las ciudades, como Zaragoza, donde no se habla, pero en la que sí hay un número significativo de personas que proceden del Alto Aragón. La verdad es que está tan mal la cosa que nos conformaríamos con muy poquito.

P.- ¿Cuál es el motivo de que se haya ido perdiendo?
R.- Son muy complejas las razones, pero cuando nacen las lenguas románicas, fruto de la corrupción del latín, cada uno por su lado habla lo que puede y se van diferenciando el castellano, el gallego-portugués, el navarro-aragonés y el catalán. Dentro de la Corona de Aragón, muy pronto el peso político empezó a desplazarse hacia Cataluña y el aragonés se fue quedando relegado dentro de la zona aragonesa, y eso que en un momento, avanza hacia el sur en paralelo al catalán y llega hasta Murcia.

Por una serie de razones políticas se va desplazando el poder de la Corona hacia Cataluña y va entrando el peso del castellano. Poco a poco, el aragonés se va considerando una lengua que no es de futuro, basta, inculta y propia de gente rústica. La gente de la montaña que quiere evolucionar sabe que tiene que renegar de su lengua. Poco a poco se ha ido quedando arrinconada, fragmentada y sobre todo, con muy poca conciencia. Año tras año se van perdiendo hablantes.

P.- ¿Se puede considerar que lo que hablan en la zona de la Franja sea catalán, ya que son muchas las palabras que tienen en común con el aragonés?
R.- Sabemos que es un asunto sensible hablar de catalán ante la opinión pública por distintas historias. Desde el punto de vista filológico, los autores coinciden en llamar a eso catalán. Es un catalán peculiar, un catalán de Aragón. No obstante no es nuestra lucha, así como el aragonés está en peligro, el catalán no, porque tiene detrás a Cataluña. Se puede ser aragonés en catalán, en castellano y en aragonés.

P.- ¿Va a intentar que el aragonés esté dentro del Estatuto de Aragón?
R.- Si es que realmente ya está dentro, está en la constitución, en el estatuto… hay un corpus legal suficiente, que, aplicándolo, salvaría al aragonés. Está dentro del Estatuto, pero no se aplica porque se ponen excusas. Hay dos excusas clásicas, primero que es una batalla de un partido que ha inventado una lengua ficticia como es la fabla, que no es el verdadero aragonés. Y la otra es decir, que no se puede hablar de aragonés, sino de un mosaico de lenguas y que si fomentamos el aragonés artificial nos cargamos las variedades ficticias. Entonces con Chuntos por l’aragonés las desmontamos porque estamos gente de todos los partidos y porque estamos demostrando que ese mosaico no es tal. Además, aprender un aragonés estándar no es acabar con las variedades locales. Al revés, significa salvarlas.