REAL ZARAGOZA

Remando sin rumbo (1-2)

El Real Zaragoza ha visto cómo se marchaban tres puntos más de La Romareda. Ángel ponía el partido de cara con un gol a los cinco minutos, pero Delgado en la primera mitad y Suzuki en la segunda le daban la vuelta al choque. Los de Agné, sin criterio ni ambición, encadenan tres partidos sin ganar. Samaras debutaba con la elástica blanquilla.

Zaragoza.- El Real Zaragoza dejaba escapar tres puntos de su propio feudo al ver cómo el Nástic de Tarragona volteaba un encuentro que había puesto de cara un tempranero gol de Ángel. Finalizada la vigesimoséptima jornada de Segunda División, los maños quedan con 32 puntos a cuatro puntos de los puestos de descenso, que los marca el Rayo Vallecano con 28, y a diez de los puestos de promoción, cuya última plaza ocupa el Oviedo.

El cuadro de Raúl Agné salía con Saja en portería; Feltscher, Cabrera, Marcelo Silva y Fran en la retaguardia; Ros y Zapater en la medular; Xumetra y Lanzarote, por la izquierda y la derecha del ataque respectivamente; y con Cani de enganche y Ángel como hombre más adelantado.

En los primeros compases, el Nástic dominaba la posesión del esférico, incluso combinando con agilidad, y conseguía dos saques de esquina. Sin embargo, a los cinco minutos, Ángel tras un pase largo de Lanzarote que se colaba entre los centrales tarraconenses anotaba el 1-0. Con un conjunto visitante aturdido, era de nuevo el ariete blanquillo, escorado a la derecha del área pequeña, quien estrellaba el balón en el poste izquierdo de Reina.

Con la dupla Ángel-Lanzarote, el Real Zaragoza ponía en apuros a un Nástic impreciso tanto en los desplazamientos largos como en el pase corto. A cada fallo visitante, los locales salían rápidamente hacía el área contraria. En la tranquilidad blanquilla, un balón colgado de Tejera causaba un barullo en el área que la zaga aragonesa despejaba a duras penas.

A los 19 minutos, Saja rechazaba a saque de esquina un disparo duro, raso y escorado de Emana. Acto seguido, un córner botado por Lanzarote causaba problemas en la defensa catalana. Los visitantes se desplegaban sobre el verde, ganaban presencia y Delgado se adentraba en el área zaragozana, chutaba desde la derecha y el balón se perdía a la izquierda.

A los 28 minutos, Emana entregaba un balón a Delgado que tras recibir en la frontal, se abría hueco para un disparo que colaba en la portería de Saja por su palo largo, sin que el argentino pudiera atajarlo. Un tanto, el del 1-1, que venía a confirmar el dominio visitante que venía sucediéndose desde minutos antes y que se prolongaría unos diez minutos, con un Real Zaragoza demasiado estirado y vendido al pelotazo largo hacia Ángel. 

Segunda mitad

En el segundo acto, salvo Luismi, que se marchó cambiado por Molina a causa de una lesión en el 44, saltaban al campo los mismos futbolistas. El cuadro local materializaba su primera posesión con un disparo alto de Zapater tras centro de Xumetra. La respuesta llegaba en la siguiente jugada, cuando Emana, de espaldas a portería, se hacía con el espacio suficiente para habilitar a Lobato, quien marraba la ocasión por no controlar bien.

A los 55 minutos, Ángel se sacaba un control de la chistera que le permitía disparar hacía portería y el balón salía por línea de fondo rozando el palo. Tras entrar en el campo en sustitución de Xumetra, Edu García finalizaba en el cuerpo de un defensor del Nástic una buena jugada de combinación entre Ángel, Cani y el propio canterano.

Con media hora por delante, los aragoneses se hacían con el dominio de la pelota y se volcaban sobre los dominios de Reina, sin llegar a generar peligro evidente. A los 72 minutos, el Nástic, en un saque de esquina lanzado por Tejera y prolongado por Molina, remataba Suzuki al fondo de las mallas libre de marca para que en el marcador apareciera el 1-2.

Un minuto más tarde debutaba con la elástica blanquilla el veterano internacional griego Giorgios Samaras. Los aragoneses volvían a intentarlo por mediación de Ángel, que tras un buen pase de Fran, estrellaba por segunda vez el esférico en la madera. Los de Agné se fiaban al pelotazo y a los centros de Cabrera sobre el marco tarraconense. Era el propio Cabrera, una vez que Fran lanzaba una falta desde el balcón del área, quien mandaba el balón al travesaño.

En un partido sin dueño, con Zapater ahogado, Cani impreciso y Ángel totalmente desaparecido, el Real Zaragoza no causaba problemas al cuadro visitante que defendía con parsimonia su ventaja en el luminoso que se hacía definitiva. El último aviso lo daba Fran con un disparo duro de falta que sacaba apurado Reina, que invitaba a los parroquianos de La Romareda a ir abandonando el estadio.